lunes, 22 de septiembre de 2008

otra primavera

Siempre tan tierno, siempre tan durmiente. Llega la primavera sin sonido, con puras flores floreciendo al color del viento que bota las hojas que van pasando como horas y días invernales. Como las hojas del Magnolio, que son hojas fucsias y blancas, moradas... no sé, un color extraño, como de invierno pero con energía primaveral. Cuando caen las primeras hojas de los Magnolios, se sabe que llega la primavera en cualquier momento... no pasan días y llega. Este año llegó con una lluvia que mojó el hedor invernal, el alcohol hediondo que emanaba aún de los chilenos encañados que vivían el primer lunes de primavera, luego del zapateo dieciochero que nos dejó de vacaciones por casi una semana.
Algunos, la mayoría por ser exactos, se fueron. La mayoría que pasa casi todo el año alegando por el poco dinero que tienen, porque el dólar no sé qué y las acciones no sé qué... que la fruta y la verdura han alcanzado precios históricos, al igual que el petróleo que nos hace subir la bencina, pero que igualmente nos permite llegar a la playita bajo el sol calientito de primavera, con el tranquilo mar que a los valientes bañó y que se confunden con los atardeceres más sorprendentes jamás vistos. Donde el fuego y el mar se mezclan como uno solo, donde el cielo y el mar conformasn el futuro de tu horizonte, donde el agüita no es más que vida y el sol su alimento. Rocas, gaviotas y tranquilidad del viento fresco que se pasea por los arenales de lo que fueron las dunas más lindas de los niños de entonces, pero que hoy albergan dolorosamente cuatro complejos turísticos que no han hecho más que asesinar el pasado nuestro, y el futuro de la futuras gotas de agua que ya no caen en la Tierra... sino en el cemento.
Pero bajo este duro cemento, está la tierra más fértil, más viva y esperando su espacio temporal.
Así como el Ser Humano ha pretendido manejar a su antojo su Tierra, que no es más que un ente que gira y gira junto a sus hermanos siderales que están a años luz de este pequeño punto azul, donde hemos sido capaces de mantenernos con vida.
Esa pretención tan sorprendente de nuestros antepasados citadinos y capitalistas, ha hecho que la humanidad se vaya enfermando poco a poco. Hoy estamos enfermos, y no podemos descanzar de decirlo, para que dejemos de asesinar nuestra vegetación con el monocultivo, con los plaguicidas, con los agro tóxicos que lo único que hacen, es modificar nuestros genes y dejar a niños sin poder caminar una vez que sus madres o pasdres sin quererlo se ven expuestos a tales sustancias químicas... que son tremendamente fuertes, capaces de modificar un gen del alma humana. Y eso a nosotros... y al resto de los animales, de las plantas, de los pájaros, de los olores, de los colores.. ¿qué les pasará?

viernes, 12 de septiembre de 2008

Para bailar

Besos y abrazos a Félix.
Pese a la fragilidad de las emociones, el dolor se debe transformar en pasos de felicidad para Félix... ese es el próximo paso.

Ghis, queda poco. Ya viene el amor en tranquilidad.