lunes, 30 de abril de 2007
sábado, 14 de abril de 2007
miércoles, 4 de abril de 2007
Lo que las transnacionales no pagan
Tantas discusiones para establecer un royalty minero a las transnacionales que extraen de nuestra tierra sin dejar ni el rastro, y aún no vemos nada. Lo mismo ocurre con el sector de la salmonicultura en nuestro país, donde recientemente el senador Camilo Escalona (PS), representante de la X Región de los Lagos, ha propuesto establecer una ley de royalty a las empresas de la salmonicultura que utilizan los recursos naturales de nuestro país.
En ambos casos, tanto en el minero como en la salmonicultura, la utilización del bien público (o recurso natural) se da con igual intensidad. Lo utilizan, uno para extraer mineral y el otro para reproducir peces, hasta agotar stock. Más claro, el minero usa el suelo, el cultivo de salmones utiliza el mar y el borde costero. Sin embargo, como es conocimiento de todos, una vez que se acaba todo, se van, o simplemente cierran la empresa. Las utilidades se las llevan ellos, y el desempleo y el hoyo negro que dejan, marca la partida de las empresas.
Frente a la propuesta del royalty, las empresas han alegado que los beneficios que aportan a las regiones donde trabajan junto a los impuestos que deben pagar para funcionar, les es suficiente. Si ahora les imponen pagar un royalty no podrán sobrevivir con tanto pago.
Según Rodrigo Pizarro, director ejecutivo de la Fundación Terram, "la justificación de un royalty no está asociada a los beneficios específicos que genera la actividad", sino simplemente al pago por el uso al dueño del recurso por ese valor. Según Pizarro, "la renta es el valor del recurso propiamente tal, y el royalty o regalía, es el pago al dueño del recurso por ese valor", y agrega que "los recursos naturales tienen asociado rentas independientemente de si son renovables o no", lo central es su escacez.
Lo que hay que dejar en claro, como dice acertadamente Pizarro, "el royalty no es un cobro sobre las utilidades (de la empresa), sino sobre el uso del recurso".
La renta se debe pagar al dueño del bien natural, que en ambos casos, en el minero como en el de la salmonicultura pertenecen a los habitantes de la región donde se ejecuta el proyecto empresarial y, en última instancia al Estado de Chile.
En ambos casos, tanto en el minero como en la salmonicultura, la utilización del bien público (o recurso natural) se da con igual intensidad. Lo utilizan, uno para extraer mineral y el otro para reproducir peces, hasta agotar stock. Más claro, el minero usa el suelo, el cultivo de salmones utiliza el mar y el borde costero. Sin embargo, como es conocimiento de todos, una vez que se acaba todo, se van, o simplemente cierran la empresa. Las utilidades se las llevan ellos, y el desempleo y el hoyo negro que dejan, marca la partida de las empresas.
Frente a la propuesta del royalty, las empresas han alegado que los beneficios que aportan a las regiones donde trabajan junto a los impuestos que deben pagar para funcionar, les es suficiente. Si ahora les imponen pagar un royalty no podrán sobrevivir con tanto pago.
Según Rodrigo Pizarro, director ejecutivo de la Fundación Terram, "la justificación de un royalty no está asociada a los beneficios específicos que genera la actividad", sino simplemente al pago por el uso al dueño del recurso por ese valor. Según Pizarro, "la renta es el valor del recurso propiamente tal, y el royalty o regalía, es el pago al dueño del recurso por ese valor", y agrega que "los recursos naturales tienen asociado rentas independientemente de si son renovables o no", lo central es su escacez.
Lo que hay que dejar en claro, como dice acertadamente Pizarro, "el royalty no es un cobro sobre las utilidades (de la empresa), sino sobre el uso del recurso".
La renta se debe pagar al dueño del bien natural, que en ambos casos, en el minero como en el de la salmonicultura pertenecen a los habitantes de la región donde se ejecuta el proyecto empresarial y, en última instancia al Estado de Chile.
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