Comprometerme a escribir constantemente está peludo, pero al menos, demuestro que estoy vivo escribiendo.
Hay algunas cosas que he escrito en otros lugares, hay historias en las calles escritas y rescatadas, otras en cuadernos personales bien guardados para abrirlos cuando las heridas estén cerradas, y los caminos más claros.
A veces me confundo. Hoy estoy con la flor de la petunia tomados de la mano -como ella misma dice- caminando, pasándolo bien, y sobretodo, dándonos mucho cariño y amor. Antes pasaron muchas cosas.
Recién estaba leyendo las cosas que escribí el año pasado, en meses sucios y confusos. Leía aperturas, aprendizajes, replantaciones de cactuses, de soledad y dolor. Sobretodo esas dos cosas, soledad y dolor. Había que pasar el dolor al parecer. Era necesario. Ahora escucho Richie Havens, que me canta una vez más que "nosotros dos sabemos la verdad"... me da escalofríos escuchar esa guitarra, haciendo sonar su pié en el suelo llevando el ritmo.
Era necesario el dolor y el llanto. claramente aún no pasa todo. No sé bien si es raro no acordarme o es raro acordarme de ella en mis días. A cualquier hora. Cualquier palabra, frase o cara similar me recuerda que ella existió en mi vida. Puede sonar algo débil, pero la verdad es que creo estar preparado para verla. Si ella tampoco come. Da miedo porque duele, me duele como lo más profundo que me ha dolido, pero sobretodo porque ha sido un dolor que se ha quedado y ha ido saliendo poco a poco, no como cuando uno se golpea con una mesa en las canillas. Esto ha sido de años y por eso no quiero tener noticias de sus ojos negros matadores.
Ahora estamos caminando, dándonos una oportunidad con la flor de la petunia. Estamos los dos viviendo momentos bien extraños. Pero ahora, somos dos. Estamos juntos caminando en este raro momento. Por lo que lo que importa no es el momento, sinó que estamos juntos.
Tal vez ha sido poco poético todo esto, pero necesito soltar que he ido levantándome de a poco. Que la felicidad ha llegado, que los días son claros y frescos. Que puede llover, pero yo no me mojo tanto, porque lo disfruto, porque me acostumbré a estar solo y cuando somos dos, todo es mejor, todo es mucho más.
He crecido, finalmente, como la flor de cactus que en un día se le iba la vida. Hoy, siento que estoy perdiendo los mejores años de mi vida en una lucha que ha sido demasiado larga, pero no por eso sin sentido. Veo a la generación de mis padres decepcionados porque lucharon dando los mejores años de su vida por derrotar la dictadura, y se los cagaron. Supongo que nos harán lo mismo. Pese a sospecharlo, siento que no me queda otra. Me puse de este lado y moriré así.
Este arbustito (foto) es el respiro que todos nos debemos dar, mirar colores pese al gris de la ciudad, de las calles y los autos. El verde lo llevamos dentro.
Nos vemos más adelante, en la misma vereda de esta ancha alameda que vamos abriendo juntos, amor.