lunes, 15 de diciembre de 2008

La pena y la tristeza de fin de año

Todo es rápido. Cómo pasan los minutos, cómo pasan los segundos cuando suceden mil cuestiones a la vez. Solo con mi estómago, luchando con una transnacional, desde las víceras hasta la mente, todos los días no son suficientes para ganar. Faltan horas, faltan días, faltan energías, faltan compañías.
Muchas veces pensamos que estamos unidos, a veces con tantas diferencias nos damos cuenta que es imposible unirse tanto más. A veces con un puro objetivo es suficiente para decir no a pascua lama, juntos, trascendentalmente.
Mis amigos son familia, y como familia estamos juntos. No sé bien cómo decir esto, pero al final, no estamos tan juntos, ni tan unidos, ni tan hermanados.
Estoy cansado, tal vez eso me decepcione a mi mismo, estamos en las últimas, estamos llegando al final. Diciembre siempre es así, como que hay que terminar todo, ahora, sin tregua, terminar, sin tregua, terminar sin parar.
Mucho apoyo, mucha gente amiga que aparece, que está ensimismada en sí misma pensando en sí, para sí y por sí misma, para solucionar sus cosas, y poder sentirse más mejor consigo misma.
Pero no está compartiendo.

Estoy triste y no hay vuelta que darle. Nunca había sentido la tristeza tan adentro mío. Tan adentro, que siquiera la puedo sacar con mis lágrimas. Tan adentro, que no la puedo explicar. Tan adentro, que no sé cómo saldrá, cuándo, por dónde. Hace unos días, salió con la mierda más humana existente; pero solo fue el impacto. Ahora que sigo triste, no sé cómo chucha sacarla, masticarla, caminarla y vivirla para que me deje más livianito, más tranquilo, más humilde y menos cargado emocionalmente.
Tengo pena, estoy triste, no sé si es por tí o por mí, cuando vi la mirada de tu amiga diciéndomelo todo. Sin palabras, claro. Sus ojos negros, claro, brillando toda la energía diciéndome que estabas adentro ocupada. Yo comprándote un regalo, yo queriéndome casar contigo, yo pensando y llorando aún por esta pena negra, y yo aún, preocupado de lo que te pasa, porque no puedo dejar de quererte, y tampoco puedo dejar de llorarte.
Tengo pena y estoy triste, y no he podido compartir la pena como se deben compartir.
Tengo pena y estoy triste, porque estás sin estar, porque no estás estando, porque vienes y te vas, porque sufres y yo contigo.
Tengo pena y estoy triste, porque cierro un ciclo importante, y tengo mucha energía acumulada sin poder compartirlo como se deben compartir todas esas cosas.
Tengo pena y estoy triste. Pero te sigo queriendo, sigo llorando.
Tengo pena y estoy triste, porque mi media costilla anda feliz como nunca antes, creo que nos dará un crío luego, feliz enamorada como nunca antes, y yo triste como nunca antes también, pero ella tiene con quién compartir, y yo no. Lo he vivido todo solo. Por eso a veces ando enojado, enojón, llorón.
Ando triste y tengo pena, de verte feliz, de verme triste.
Ando triste y tengo pena y no la puedo llorar aún.

1 comentario:

Coty dijo...

¿Se puede decir algo?
Aquí estamos por si sirve de algo